A LA BÚSQUEDA DEL MAPA FANTASMAGÓRICO INTERNO
Durante la infancia y
adolescencia, para sobrevivir al dolor, a la negación, a la carencia, al miedo,
a la ausencia o presencia obsesiva, creamos un mapa fantasmagórico de la
realidad.
Una vez nos hacemos adultos,
el niño y la niña interior, viven dentro de nosotros en grandes castillos fantasmagóricos. Ellos posen el mapa con
todos los fragmentos que lo conforman.
El trabajo terapéutico
consiste en encontrar estos fragmentos, unificarlos, llevándolos del inconsciente
al consciente.
Se trata de sentir y
revivir lo que paso, dándolo por bueno, aceptando la realidad.
Vivir el presente negando nuestras emociones y
nuestros automatismos, bloqueando la realidad con nuestros filtros mentales
distorsionados, nos impide de ver, sentir y vivir la realidad con libertad.
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