El trabajo terapéutico que realizo en mi consulta
se basa en el concepto de que la mayoría de las personas se alejan de
uno mismo, de su verdadero yo, identificándose con las múltiples
mascaras que llevamos en nuestro día a día cotidiano y nos hace vivir
sin libertad, gobernados por los automatismos y las emociones negativas.
encerrados en nuestra estructura mental y confundidos por los filtros
mentales que nos mantienen atrapados.
Podemos decir entonces que somos el
resultados de nuestras experiencias pasadas, de nuestra herencia
familiar, social, cultural y, según cómo hemos almacenado
inconscientemente estas vivencias y de como hemos decidido
conscientemente hacer frente a ellas, somos lo que somos en el
presente. Todas nuestras experiencias están grabadas energéticamente en
nuestro cuerpo. Toda armonía o discordancia, toda realización o
limitación en la consciencia se manifiesta como una vibración en el
cuerpo.
Todo esto conforma el mapa fantasmagórico individual
que se ha construido inconscientemente cada uno de nosotros para
enfrentarnos y para protegernos, del mundo, de la vida y de los
otros. El trabajo terapéutico consiste en volver a conectar con nuestro
cuerpo físico, recuperar vitalidad y bienestar, equilibrar nuestro
cuerpo emocional y mental, acercándonos a nuestra esencia. Se trata de
poder realizar un paso más hacia la toma de conciencia de quienes somos,
que queremos y hacia donde vamos.
El proceso personal terapéutico se divide en 4 etapas:
La primera etapa
actúa principalmente en el cuerpo físico y etérico. Se basa en el hecho
de que la mayoría de las personas están desconectadas de su cuerpo. No
escuchan su cuerpo y las señales que este les envía para avisar de un
desequilibrio o de algo que no está fluyendo (sensaciones reprimidas o
mal interpretadas, cosas no dichas) y se encuentra estancado. Esta
primera etapa consiste en: sentir el cuerpo e interpretarlo.
El trabajo se realiza en camilla, prestando atención a la forma en que respiramos, las sensaciones
corporales (dolores, molestias, partes sin sensibilidad) y las imágenes
asociadas a esta, etc. La finalidad de esta primera etapa es la de
conectarse y sentir el cuerpo, que lección nos enseña, tomar conciencia
de cómo nos sentimos respecto a él, como lo cuidamos, que bloqueo
tenemos.
La segunda etapa
explora el mundo emocional y “el cuerpo emocional” de la persona. Se
miran, cuales emociones conscientes el paciente siente y expresa y,
cuales emociones inconscientes reprime e ignora. El trabajo terapéutico
se desarrolla poco a poco, deshilvanando los aspectos sutiles para
descubrir el mapa emocional (oculto o consciente) de la persona.
Las sesiones en camilla, en esta etapa
estarán enfocadas a entrar en el mundo emocional de la persona,
explorando la percepción de las emociones básicas, guiando (sin
manipular o obligar la persona a realizar pasos que no está preparada)
el proceso, para que salgan a la luz emociones ocultas o no conscientes,
y para ver que hay detrás de las conscientes. El paciente es estimulado
a observarse y a fijarse en lo que siente, no solo en la consulta sino
también en su vida cotidiana. A través de la observación y la
importancia de “sentir”, se guiará a la persona a redescubrir y si es
necesario, a revisar su mapa emocional. Los patrones emocionales con
nuestros padres, los lazos ocultos y lealtades ocultas, etc. Trabajando
con el niño/a interno.
Este proceso es asentir la realidad y lo que pasó, para salir de la fantasía y de la lucha imaginaría.
La estructura humana es subjetiva, se trata de llevar
a la conciencia el cómo organizamos lo que vemos, escuchamos y sentimos
y, de cómo filtramos el mundo que nos rodea a través de los sentidos.
Se realiza un proceso para descubrir los filtros mentales que nos impiden la percepción de la realidad.
El ser humano está convencido que su percepción de la
realidad y la realidad son la misma cosa. El trabajo consciente hace
descubrir que en efecto nuestra percepción y la realidad pueden ser dos
cosas diferentes. Los seres humanos funcionan a través de su
personalidad y esta limita el acceso directo a la realidad verdadera.
Para percibir el mundo que nos rodea, necesitamos un
instrumento, y este instrumento es nuestro sistema mental en sus partes
inferiores o superiores. La proporción activa de cada una de esas partes
depende de nuestro grado de evolución. Por ello diremos que percibimos
la realidad a través de nuestro filtro mental. El contenido y el grado
de apertura de ese filtro hacen que nuestra percepción sea más o menos
limitada y posiblemente deformada por éste.
Este sistema de creencias se construye a partir de
experiencias vividas y grabadas de una forma personal por el filtro
mental. Todas las estructuras adquiridas en el transcurso del
condicionamiento familiar y cultural que son archivadas a un nivel
bastante profundo.
La cuarta etapa
es para profundizar y asimilar lo aprendido, el tomar conciencia de
nuestro mundo interno: sensaciones corporales, emociones pensamientos y
necesidades. Y para unificar los fragmentos, esas partes de nosotros que
debido a traumas o creencias se han alejado.
Una vez obtenidas las piezas principales de nuestro
mapa emocional y tengamos claras las principales creencias que nos
limitan, nuestros mayores filtros metales y seamos conscientes de los
automatismos (aquellos aspectos que repetimos en nuestra vida y que nos
tienen anclados a una manera de ser y comportarnos) se realiza un
trabajo de liberación o de aceptación en forma cociente.
Esta etapa también trabajara la polaridad y el árbol
genealógico (pertenencia al sistema, jerarquía, expiación (yo por ti) y
lealtades ocultas) es decir: La creencia sistémica.
Creo en la
capacidad innata del ser humano hacia la sanación (equilibrio) y el
propio desarrollo. Por esta razón sera la propia voluntad y la
conciencia de si, el eje central de esta terapia.
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