NUESTROS ANIMALES
DOMESTICO SON EL ESPEJO DE NUESTRO SER INTERIOR
Los animales que viven con
nosotros, o que se relacionan con nosotros, nos hacen de espejo. Reflejan cómo
nos sentimos en el fondo de nuestro ser.
Los animales no tienen el
filtro mental tan desarrollado como los humanos, son puros receptores,
captan nuestras emociones, nuestros
estados emocionales no concientes, nuestro lenguaje corporal y todo lo que
reprimimos.
Nos hacen de espejo,
reflejan nuestro comportamiento con su comportamiento. Si prestamos atención a
ellos, entendemos mucho acerca de nosotros y podemos aprender mutuamente mucho
el uno del otro.
Tenemos la tendencia a
clasificar el reino animal como inferior, pero en la naturaleza no hay tal
clasificación (los animales tienen el concepto de jerarquía dominante.) Cada
animal tiene un lugar importante en el ecosistema.
Los animales domésticos o
domesticados, pertenecen al ecosistema humano y, una de sus funciones es
acompañarnos en nuestras vidas. No solo nos acompañan con su presencia, si no
que hacen un trabajo sutil que pocos
pueden ver y valorar.
Durante muchos años he
trabajado y disfrutado con varios animales y poco a poco he tomado conciencia
de cómo interactúan con nosotros.
Las mascotas tratan a toda
costa de adaptarse a la personalidad del hombre, a sus errores cognitivos, a
sus contradicciones, es la manera para sobrevivir a su lado. Los animales viven
el presente (el aquí y ahora), adaptándose instintivamente a su entorno
(instinto de supervivencia.) Por esto, si ponemos atención a las señales que
nos lanzan, tenemos la posibilidad de aumentar la conciencia de nosotros mismo.
Por ejemplo montar a
caballo no solo es técnica y muchas horas de practica sino también observación,
de sus reacciones y su comportamiento, esto revelara mucho sobre nosotros
mismos. Los caballos tienen la capacidad de sintonizarse a su jinete. Si uno
sabe escucharlos, verá y entenderá mucho sobre si, sobretodo si se tiene la
humildad de aceptar el mensaje.
Nuestros amados perros,
por ejemplo, llegan a tener tanta sintonía con sus dueños que absorben sus
estados emocionales, estrés, tristeza, miedos y, aunque cueste creerlo,
nuestras enfermedades.
Los animales pueden ser muy terapéuticos, solo
debemos abrirnos al hecho que se comunican con nosotros y aceptar su mensaje.